Inventario para reinventarnos

Marisabel Rodríguez,
IFLA, ASLA, IAPR, CAPPR

Directora y profesora
Maestría en Arquitectura Paisajista,UPPR

Vuelve a surgir en la discusión pública la “necesidad” de desarrollar un plan de usos del terreno (PUT). Sin embargo, año tras año esa acción se posterga y se queda incompleta la tarea. El mismo nombre, “Plan de usos”, establece que el Plan nos obliga a que explotemos el terreno.  Me pregunto, ¿acaso intuitivamente reconocemos que resulta innecesario usar todo el territorio? Un sabor agridulce sobre decisiones tomadas en nuestro pasado más reciente así nos lo recuerdan.  ¡Por supuesto que hace falta dirección clara en cuanto a cómo queremos guiar el crecimiento dentro de nuestro territorio a corto, mediano y largo plazo!  Pero, en vez de hacerlo siguiendo el mismo patrón, comencemos por hacer un inventario de lo que se tiene.

Antes de encaminarnos en la dirección de escribir tal “Plan”, valdría la pena llevar a cabo un acto de contrición y estudiar a conciencia, cuáles son los recursos que tenemos, construidos y naturales;  y cuáles los atributos de que disponemos. En lugar de descifrar cómo usar el territorio, pensemos qué éste nos ofrece y cómo mejor realzarlo en función de cómo mejor vivir y creer en él.  Alrededor del mundo, múltiples profesiones, lideradas por arquitectos paisajistas y otros afines a sus ideas, levantan la voz en unión para atender el paisaje como patrimonio de todos, en la búsqueda por catalogar su paisaje en interés de dirigir el crecimiento de sus países. Los catálogos de paisaje forman parte de esa iniciativa.

Un catálogo sirve como mecanismo para codificar y organizar una multiplicidad de cualidades, también para examinar sus relaciones e interdependencias. Constituye una estrategia para esbozar la dirección del crecimiento futuro, fundamentado en el inventario de los servicios que brinda el paisaje. Barcelona es la ciudad que lleva la vanguardia sobre el asunto y cataloga su paisaje basándose en sus atributos ecológicos, hidrológicos; en el beneficio psicológico a sus ciudadanos, en aquellas vistas que merecen ser protegidas, entre otros asuntos.

Con ello de ejemplo, en Puerto Rico podremos considerar que la vista al túnel y ensenada de Guajataca (bajando la loma por la número 2) se reconozca por su panorama sin igual; por ser punto de encuentro de sistemas geológicos e hidrológicos vitales a nuestros acuíferos; como el hogar de animales terrestres y marino; por la conjunción con la historia del tren de circunvalación y claro, su permanencia como vinculo de la memoria colectiva.  Todos estos motivos y más sirven como punto de interés para visitantes extranjeros y locales. El inventario podría facilitar el reconocimiento de este paisaje como catalítico para propiciar la existencia de una economía local fundamentada en ello. Por tanto, el catálogo sustenta el cuidar la vista hacia y desde este lugar para que los que visitan y viven allí se puedan continuar asombrando.

Cataloguemos ese bosque lluvioso que visitan y visitamos miles de seres humanos al año, mas allá de sus aspectos biológicos. ¿Qué atributos ecológicos, paisajísticos, sociales, económicos, psicológicos posibilita? ¿Cómo pensamos en la conservación de sus atributos a la luz de la economía de los barrios y hoteles que lo circundan?  El balneario de Luquillo, ¿cómo nos sirve de válvula de escape? ¿Cómo sus palmas sirven para hablarnos de la historia de una industria basada en el aceite de coco? ¿Qué lecciones económicas podemos aprender de ello que nos sirvan en la actualidad? ¿Cuáles vistas privilegian a hoteles de la zona, que sin el telón de fondo de ese balneario, no serían lo que hoy son?  ¿Qué estrategias de protección amerita para asegurar el uso, disfrute y salud mental de generaciones futuras?

El que piense que ese inventario existe está errado.  Esfuerzos pioneros como los del arquitecto Gabriel Ferrer Amador y su iniciativa del Fondo de Mejoramiento, reconocen esos atributos de paisaje y los diseminan a una amplia audiencia, como mecanismo de dar a conocer lo propio. Sin embargo, el propósito del Fondo radica en el contacto de persona a persona, no así en la preparación de un catálogo. Por lo cual, el catálogo aun está por hacerse.

De ejecutar un plan a la usanza de los pasados 20 años, solo replicaremos las mismas metodologías y maneras de resolver el problema: el mundo del desarrollo, del hormigón y la varilla en oposición al mundo natural; los malos y los buenos. Ese mundo natural tiene muchas gamas de verde. ¿Por qué seguir abordando el asunto del mismo modo y así antagonizar a grupos de desarrolladores y ambientalistas?  Es hora ya de entender que un asunto no se privilegia sobre el otro.  Tan importante resulta el mundo natural, como el hecho de que necesitaremos construir porque vivir en bohíos nuevamente es improbable.

La realidad es que todavía los albores de este siglo 21, constituyen un buen momento de incorporar preocupaciones que todos tenemos, y un par de espejuelos nuevos que nos hará falta para verlas con mayor claridad. Ejemplo de ello es el alza en el nivel del mar en nuestras playas que, como resultado del calentamiento global, año tras año se erosionan al punto que se caen carreteras y viviendas.  Solo basta mirar el caso de Vega Baja y las inundaciones repentinas en las áreas urbanizadas tras un chubasco de 5 minutos como en la Avenida Roosevelt en Hato Rey.  El aumento en los niveles de calor en ciudades como Mayagüez, Ponce, Caguas, Bayamón y Carolina, no es ajeno al problema.

Industrias, como el turismo, que dependen de nuestro paisaje para el desempeño y éxito de su empresa, se beneficiarán de catalogar el territorio. Playas, bosques lluviosos y secos, cuevas en el karso y bahías luminiscentes resultan ser el atractivo principal y razón por la cual cientos de miles de visitantes llegan a nuestras orillas cada año. Reconoce el visitante, tanto extranjero como local, que esas propiedades que componen nuestro paisaje conforman elementos únicos que merecen visitarse.

Así las cosas, tomemos el tiempo de hacer un inventario de lo que tenemos; reconocer nuestros atributos de paisaje, desde un punto de vista ecológico, biológico, estético y económico. Aprendamos de lecciones de otros países que, al catalogar su paisaje desde muchos ángulos, han logrado argumentar cuáles lugares son indispensables conservar, cuáles desarrollar y en dónde hacer híbridos. Reconozcamos que el paisaje entendido como infraestructura nos enfrenta a tomar decisiones de manera holística en lugar de un acercamiento fragmentado. Este ejercicio previo al desarrollo de planes se trabaja para demostrar que el paisaje constituye un atributo real que viabiliza la economía en lugar de desviarla.  Compete pues que nos reinventemos contando con el inventario de lo que tenemos.

Fuente: http://www.pupr.edu/news197.asp

De parques… es la obra que se ve

 

Marisabel Rodríguez,
IFLA, ASLA, IAPR, CAPPR

Directora y profesora
Maestría en Arquitectura Paisajista,UPPR

En días recientes, desde las declaraciones de la Nueva Alcaldesa Electa, Hon. Carmen Yulín Cruz, ha surgido un renovado interés en el Parque Luis Muñoz Marín de Hato Rey. Estableció ella que reabrirá los portones del Parque para celebrar su toma de posesión, y que permanecerá abierto al público para el uso, disfrute y entretenimiento de los que en esta ciudad habitamos.

De parques sabemos los arquitectos paisajistas porque pa’ eso – entre otras cosas – fue que estudiamos; por lo tanto esta noticia, nos llena de regocijo. Fue un arquitecto paisajista puertorriqueño – Juan Alberto Díaz – quien diseñó el parque junto a su equipo de trabajo interdisciplinario para la década de los setenta. El Muñoz Marín se convirtió con el paso del tiempo en el escenario de miles de fiestas de cumpleaños, bautizos, pasadías familiares, giras escolares, “trillitas” en el funicular, etc.  Así pasó a ser un sitio especial en los recuerdos de todos aquellos y aquellas que allí han pasado tiempos agradables.

Fue talento local quien concibió y construyó este sitio tomando en cuenta las realidades y posibilidades propias. Importante es recalcar este dato porque, contrario al parque Muñoz Rivera, el parque que ubica en Hato Rey fue el primero de esta envergadura diseñado por arquitectos paisajistas puertorriqueños.  Este hecho nos debe llenar de orgullo porque el predio es fiel testigo de que los hijos e hijas de esta isla tenemos el talento que se requiere para diseñar un parque memorable para los boricuas. El reto de cara al futuro, radica en asegurar que pueda seguirlo siendo para futuras generaciones.

Si bien ha servido a la ciudadanía durante los últimos treinta y tantos años, el parque que emplaza en el corazón del área metropolitana – Google así lo confirma – hoy día es el recurso que pudiera solventar problemas ecológicos y económicos que a la ciudad, en particular a Hato Rey, aquejan.  Pensado y mirado con los lentes de lo que ocupa a los arquitectos paisajistas en la actualidad, el Muñoz Marín puede servirnos para atender las inundaciones de Hato Rey tras un chubasco de 15 minutos.  Recoger estas aguas, redirigirlas, filtrarlas para que se regeneren las aguas de nuestros acuíferos es materia que los y las arquitectos paisajistas estamos solucionando en proyectos hoy por hoy. Usar los árboles existentes y añadir otros para reducir las temperaturas que las islas de calor provocan en la zona, redundaría en proveer cobijo a los usuarios del parque, incluyendo gente, pájaros y demás especies que buscan cómo cruzar desde la bahía de San Juan hasta el lado sur de la Piñero.

Es por ello que asumir contemporáneamente que un espacio verde es uno del que no se devengan ingresos o economías es un tema que ciudades como Chicago, Minneapolis y Manhattan han demostrado ser equívocas.  En ellas no solo los parques constituyen importantes recursos para cada ciudad sino que han logrado generar turismo exterior en torno a ellos.  La sombra de los bosques del parque Luis Muñoz Marín nos ahorra cientos de miles de dólares en inversiones de aspas de viento; el entramado de las raíces de su dosel arbóreo, evita que gastemos millones en tuberías para recoger las aguas de escorrentía de los lugares pavimentados en San Juan. Abundando aún más, ¿cuántos cientos de miles no nos habrá economizado este parque en visitas al sicólogo porque este espacio público ha fungido como válvula de escape a la amalgama de presiones de nuestra vida contemporánea? Si esos ahorros no bastan como argumento de por qué un parque ha de pensarse como atributo positivo, hablemos llanamente de los atractivos naturales con que contamos, que invitan a miles de turistas anualmente a visitar nuestras playas, bosques, parques y jardines, y en las que invierten su dinero.  Ya tenemos el parque. En nosotros está el pensar astutamente la estrategia sustentable – económica, ecológica y social – para hacerlo reverdecer.  Esta obra que menospreciamos, este parque, es la verdadera obra que se ve.

Fuente: http://www.pupr.edu/news195.asp

TOMMY RAMOS Y ESCUELA DE ARQUITECTURA PAISAJISTA SIEMBRAN SEMILLA MOTIVACIONAL EN EL CENTRO AME DE ARECIBO

 

San Juan, Puerto Rico, 8 de marzo de 2013 – Movidos por su compromiso de contribuir al sano desarrollo de la juventud puertorriqueña, la Escuela de Arquitectura Paisajista de la Universidad Politécnica de Puerto Rico (UPPR) visitó el Centro AME de las Hermanas Misioneras de Cristo Salvador en Arecibo para ofrecer una visita motivacional sobre los dones deportivos y académicos a los jóvenes del Centro y el esfuerzo que ello conlleva.

La arquitecta paisajista Marisabel Rodríguez, directora de la Escuela de Arquitectura Paisajista de la UPPR; el arquitecto, escultor y profesor Jaime Suárez y el gimnasta Tommy Ramos, estudiante de maestría en Arquitectura Paisajista en la UPPR, se dieron cita en el Centro AME para conversar con los jóvenes allí presentes sobre los retos de ser atleta, estudiante y profesional hoy en día. Treinta y dos jóvenes, entre las edades de 8 a 15 años, se dieron cita para conocer a Tommy Ramos, quien les habló sobre el sacrificio y la dedicación que requirió desarrollar su don del deporte en la gimnasia hasta llegar a representar a Puerto Rico en los Juegos Olímpicos de 2012 en Londres.

“Desde que a los 5 años le dije a mis papás que quería ‘aprender a dar vueltas’, llevo 21 años practicando la gimnasia. El ser atleta requiere de cuatro a seis horas de entrenamiento diarias, y luego de eso, sacar tiempo para los estudios de maestría en Arquitectura Paisajista. No me preguntes como lo hago, pero lo hago”, comentó Tommy. “Sin embargo, este sacrificio rindió fruto. Todos los sacrificios rinden frutos. Tuve la oportunidad de cumplir mi sueño de representar a Puerto Rico en las Olimpiadas, para la gloria de todos ustedes, de Puerto Rico y de Dios.”

   

La Arq.Paij. Rodríguez conversó con los jóvenes sobre la importancia de desarrollar los dones académicos para salir adelante como profesional y las oportunidades para jóvenes profesionales en las carreras de diseño y las carreras verdes, como la arquitectura paisajista. El Arq. Jaime Suárez, quien colabora con el Centro AME como asesor, tomó la silueta de las manos de los jóvenes y colaboradores del Centro para elaborar con éstas un mural en cerámica. El mural será develado en la actividad de inauguración de la nueva sede del Centro el lunes 26 de mayo, en el barrio Cotto de Arecibo. Finalmente, la Arq.Paisj. Rodríguez y Tommy Ramos obsequiaron al Centro, las hermanas y los jóvenes un árbol de hierro en nombre de la Escuela de Arquitectura Paisajista de la UPPR. El árbol será sembrado en los terrenos de la nueva sede del Centro.

“Tanto para mí, como para la Escuela de Arquitectura Paisajista y la Universidad Politécnica, es sumamente importante sembrar estas semillas de motivación, semillas de inspiración, en la juventud puertorriqueña. Para así inspirarlos a realizar su potencial, a continuar sus estudios y convertirse en los profesionales, atletas y líderes que Puerto Rico necesita”, comentó la Arq. Paisj. Rodríguez. “Admiramos la labor que las Hermanas Misioneras de Cristo Salvador realizan en el Centro AME, y me siento muy complacida de haber contribuido a su misión para el sano desarrollo de los jóvenes a través del deporte y los estudios”.

Para más información sobre éste y otros eventos de la Escuela de Arquitectura Paisajista de la Universidad Politécnica comuníquese al 787-622-8000 ext. 663 ó 690 o visite la página Web https://polipaisaje.wordpress.com.

Obtenido de http://www.pupr.edu/news199.asp

Una nueva visión para el Parque Luis Muñoz Marín

El Parque Luis Muñoz Marín tiene un gran potencial ambiental, económico y turístico. Foto José E. Maldonado / http://www.miprv.com

Por Marisabel Rodríguez, IFLA, ASLA, IAPR, CAPPR
Directora y profesora de Maestría en Arquitectura Paisajista en la Universidad Politécnica

En días recientes, desde la celebración de la toma de posesión de la nueva alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, ha surgido un renovado interés en el Parque Luis Muñoz Marín de Hato Rey, que permanecerá abierto al público para el uso, disfrute y entretenimiento de los que en esta ciudad habitamos.

De parques sabemos los arquitectos paisajistas porque pa’ eso – entre otras cosas – fue que estudiamos; por lo tanto esta noticia, nos llena de regocijo. Fue un arquitecto paisajista puertorriqueño – Juan Alberto Díaz – quien diseñó el parque junto a su equipo de trabajo interdisciplinario para la década de los setenta.

El Muñoz Marín se convirtió con el paso del tiempo en el escenario de miles de fiestas de cumpleaños, bautizos, pasadías familiares, giras escolares, “trillitas” en el funicular, etc. Así pasó a ser un sitio especial en los recuerdos de todos aquellos y aquellas que allí han pasado tiempos agradables.

Fue talento local quien concibió y construyó este sitio tomando en cuenta las realidades y posibilidades propias. Importante es recalcar este dato porque, contrario al parque Muñoz Rivera, el parque que ubica en Hato Rey fue el primero de esta envergadura diseñado por arquitectos paisajistas puertorriqueños. Este hecho nos debe llenar de orgullo porque el predio es fiel testigo de que los hijos e hijas de esta isla tenemos el talento que se requiere para diseñar un parque memorable para los boricuas. El reto de cara al futuro, radica en asegurar que pueda seguirlo siendo para futuras generaciones.

Si bien ha servido a la ciudadanía durante los últimos treinta y tantos años, el parque que emplaza en el corazón del área metropolitana – Google así lo confirma – hoy día es el recurso que pudiera solventar problemas ecológicos y económicos que a la ciudad, en particular a Hato Rey, aquejan.

Pensado y mirado con los lentes de lo que ocupa a los arquitectos paisajistas en la actualidad, el Muñoz Marín puede servirnos para atender las inundaciones de Hato Rey tras un chubasco de 15 minutos. Recoger estas aguas, redirigirlas, filtrarlas para que se regeneren las aguas de nuestros acuíferos es materia que los y las arquitectos paisajistas estamos solucionando en proyectos hoy por hoy. Usar los árboles existentes y añadir otros para reducir las temperaturas que las islas de calor provocan en la zona, redundaría en proveer cobijo a los usuarios del parque, incluyendo gente, pájaros y demás especies que buscan cómo cruzar desde la bahía de San Juan hasta el lado sur de la Piñero.

Es por ello que asumir contemporáneamente que un espacio verde es uno del que no se devengan ingresos o economías es un tema que ciudades como Chicago, Minneapolis y Manhattan han demostrado ser equívocas. En ellas no solo los parques constituyen importantes recursos para cada ciudad sino que han logrado generar turismo exterior en torno a ellos.

La sombra de los bosques del parque Luis Muñoz Marín nos ahorra cientos de miles de dólares en inversiones de aspas de viento; el entramado de las raíces de su dosel arbóreo, evita que gastemos millones en tuberías para recoger las aguas de escorrentía de los lugares pavimentados en San Juan. Abundando aún más, ¿cuántos cientos de miles no nos habrá economizado este parque en visitas al sicólogo porque este espacio público ha fungido como válvula de escape a la amalgama de presiones de nuestra vida contemporánea?

Si esos ahorros no bastan como argumento de por qué un parque ha de pensarse como atributo positivo, hablemos llanamente de los atractivos naturales con que contamos, que invitan a miles de turistas anualmente a visitar nuestras playas, bosques, parques y jardines, y en las que invierten su dinero. Ya tenemos el parque.

En nosotros está el pensar astutamente la estrategia sustentable – económica, ecológica y social – para hacerlo reverdecer. Esta obra que menospreciamos, este parque, es la verdadera obra que se ve.

http://www.miprv.com/una-nueva-vision-para-el-parque-luis-munoz-marin/

VILMA PÉREZ BLANCO: A PIONEER IN PUERTO RICO’S LANDSCAPE

Publicado en The Field: The Profesional Landscape Architect’s’Network

December 7, 2012 — asla staff

Punto Verde, Puerto Ricoimage: Olga Angueira

Punto Verde,  San Juan, Puerto Rico
image: Vilma Pérez Blanco

I met Vilma Pérez Blanco in 2004 when I returned home to Puerto Rico from the Harvard University’s Graduate School of Design after completing a Master in Landscape Architecture.  Vilma was one of the first landscape architects I contacted while searching for jobs in Puerto Rico.  She could not offer me a job at the time, but instead, she offered me her guidance, advice, and friendship, which have been way more valuable than any job.  Her strong will and character, her energy and enthusiasm for each project she has worked on for the last 54 years have inspired many of her colleagues and young professionals.  Through friendly conversations on her rooftop terrace and more formal interviews for local newspapers, I learned about her passion for design and her commitment to improve the public spaces in Puerto Rico.  She has been a key person in the development and recognition of landscape architecture in Puerto Rico.  Her design work includes a wide range of projects in scale, types, and clientele, while her active role in public and private organizations has created a positive impact on the role of the landscape architect in society.

 

Vilma Pérez Blanco began her studies in Habana, Cuba at the School of Architecture of the University of La Habana.  In 1953, she began her graduate work at Harvard University’s Graduate School of Design, in the Architecture department. While there, advice from Architect Josep Lluis Sert made her change her course of studies and she joined the Landscape Architecture program from which she graduated in 1957.  We believe she is one of the first Hispanic women in the Landscape Architecture Department.  At Harvard, Vilma gained accolades from her professor Hideo Sasaki, which eventually gained her a position at Sasaki and Associates in 1960, before moving to Puerto Rico in 1962.

Her work experience and design ability took her in diverse directions.  Once established in Puerto Rico, Vilma became a part of the Puerto Rico Planning Board from 1962 until 1972.  During 1966-1972 she worked in the revision of residential and tourism projects.  That same year she started her own practice as Vilma Blanco, M.L.A. Landscape Architect and in 1991 changed names to O.L.A., Office of Landscape Architecture.

Puerto Rico Conservatory of Music’s green roof/plazaimage: Olga Angueira

Puerto Rico Conservatory of Music’s green roof/plaza
image: Vilma Pérez Blanco

Vilma’s experience spans over 50 years in a diverse range of projects types: from small to complex, public and private, including college campuses, parks, office parks, shopping centers, housing, and natural resource conservation; all with an emphasis on sustainability.  Among her most recognized projects are:  Tren Urbano  (Urban Train system) – Torrimar and Las Lomas Stations, Plaza Las Américas Shopping Center, Master Plan for Colegio San Ignacio (Jesuit School), Private residences for renowned families like  Colón Neváres and Ferré, and Punto Verde, the first and only Eco Theme Park in Puerto Rico.  In addition, the Puerto Rico Conservatory of Music’s green roof/plaza, which is the first intensive green roof system on the Island, is a collaborative work with the New Orleans architectural firm, Howard Performance Architecture.  Her most recent work was a pro bono project for the historical gardens of Casa Blanca in Old San Juan where she became the leader of the project and liaison between the Old San Juan residents and the Office of the First Lady.

Vilma Pérez Blanco has been involved in various professional organizations like the Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas of Puerto Rico, the International Federation of Landscape Architects, the Institute of Landscape Architects of Puerto Rico, and the Foundation for Architecture in Puerto Rico, where she is currently the President.  She has also served as President of the Association of Landscape Architects of Puerto Rico (1989-1991), the local professional association, where the group worked on a proposal for the reforestation of El Morro’s Grounds, a cultural landscape in Old San Juan and a world heritage site.  The Association also focused their work on promoting the profession while seeking the State’s recognition of Landscape Architecture as a profession, an effort that proved fruitful in 1997 with the passing of a legislative measure.  Vilma won the 2008 URBE Award for her design for Punto Verde Park in San Juan and was nominated for the Copper-Hewett Lifetime Achievement Design Award in 2009.  Current work includes collaboration with the firm of Thomas Phifer and partners from New York, in the design of a new Federal Building Complex in San Juan, Puerto Rico.  Vilma is currently engaged in the development of an Equestrian Center and several high-end residences in the metropolitan San Juan area.

Her insistence that more needed to be done for the profession locally led her to teach landscape architecture courses at the state institution’s School of Architecture, to which she and a colleague submitted a proposal to establish a Landscape Architecture Program in Puerto Rico.  Her efforts saw results a decade later at Polytechnic University of Puerto Rico, where she collaborates as Juror, Advisor to the program, Lecturer, and a consultant to students.

Vilma Perez Blanco talks with a group of studentsimage: Olga Angueira

Vilma Perez Blanco talks with a group of students image: Marisabel Rodriguez

Vilma Pérez’s trajectory exemplifies passion for design and landscape, but also a career founded in project work, professional preoccupations, and academic interest.  Through the years of knowing Vilma, I have realized that her path has been one of many “firsts”.  One of the first Hispanic women to study landscape architecture at Harvard University’s Graduate School of Design and to work in Sasaki’s office; first woman to preside over the Association of Landscape Architects;first woman and landscape architect to preside over the Foundation for Architecture of Puerto Rico; first to propose formal education in the field locally; first to start a woman owned office of landscape architecture, and the designer of the first ecological park for children locally.  Vilma’s contributions leave an undeniable footprint in the local landscape and the Caribbean region.

by Olga E. Angueira, in collaboration with Marisabel Rodríguez